El Ministerio de Transporte de la Nación corrió al subsecretario de Puertos y Vías Navegables, Leonardo Cabrera, y le asignó esas tareas al dirigente rosarino
El secretario de Transporte de la Nación, Diego Giuliano, asumió el control de un área clave para el futuro de la hidrovía, la principal infraestructura logística del país. Se trata de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, cuyo titular Leonardo Cabrera, fuera desplazado ayer por el ministro de Transporte de la Nación, Alexis Guerrera.
No es usual lo que ocurrió ayer en la cartera de transporte. Generalmente, a los funcionarios que se los quiere desplazar se les pide que presenten la renuncia, pero en este caso directamente lo despidieron porque pese a las críticas Cabrera se negaba a abandonar el cargo.
¿La razón? “Un ritmo de inactividad que no está acorde a lo que necesita tener un sector clave para la generación de dólares”, es la explicación en off. La parálisis quedó en evidencia, sobre todo, con el ritmo que el ministro de Economía de la Nación, Sergio Massa, le quiere imprimir a la gestión. Y ocurre que, pese a que no formalmente es su ministerio, el titular del Palacio de Hacienda es quien lleva las riendas de Transporte. Y no sólo en las decisiones estratégicas.
Cabrera llegó al cargo apadrinado por el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet. Y las versiones de salida por el malestar empresario y gremial por su falta de actividad llevan más de un año. Por ejemplo, desde principios de año viene anunciando una inversión de $500 millones para obras en el puerto de Rosario que nunca pasaron del discurso en los medios.
Precisamente, la labor de Cabrera se había reducido en los últimos tiempos a disertar en congresos y seminarios ya que su cartera había quedado prácticamente dibujada. En rigor, hasta la gestión de Alberto Fernández la subsecretaría de Puertos y Vías Navegables era una poderosa área en la que se definían cuestiones claves para el transporte fluvial y para la hidrovía. Incluso, en la gestión de Cristina, la Subsecretaría se manejaba con independencia de la Secretaria de Transporte, a la que formalmente debía rendir cuentas. Pero todo ese poder se fue diluyendo en la medida que se definía el futuro de la administración del sistema troncal de navegación tras el fin de la concesión privada.
Fuente: Rosario3
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