De nombre lavandere, pero mejor conocida como lavanda, es una de las plantas aromáticas más comúnes. Es un clásico en los jardines gracias a su color violeta característico y a su distintivo aroma que se intensifica cuando las movemos o las frotamos. Además, es una de las plantas que más propiedades tiene para explorar.
La podemos ver utilizada como decoración en hogares y ambientes cuando se seca, también en la cósmetica es muy común ya que su poder antioxidante la convierte en un activo habitual de cremas y tratamientos antiarrugas. Y por supuesto, es una planta reconocida por sus propiedades depurativas, sirviendo para combatir el insomnio y contra el vientre hinchado.
Si no tienes una lavanda en tu jardín, te estás perdiendo de tener un aroma único entre tus plantas. Aquí te traemos un truco sencillo para que la puedas reproducir mediante el enraizamiento en agua. Para hacerlo correctamente, te recomentamos que cuando cortes los esquejes de lavanda presta especial atención a su largo, ya que el tamaño ideal es a los 20 centímetros de largo.
A través de este método clásico, podemos permitir que crezcan raíces a esta planta y así las podamos transplantar directamente a la tierra o maceta. La lavanda crece tanto en el exterior como en interiores del hogar. Es importante tener en cuenta que el esqueje debe estar en el agua durante 4 a 6 semanas para que crezcan raíces.
Si quieres que tu lavanda crezca sana y con muchas flores, puedes preparar la tierra antes de transplantarla. Un sustrato rico en nutrientes y que húmedo constantemente hará que la lavanda empiece a brotar.
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