Se terminaron las filas para testearse por Covid. De 3000 hisopados que ingresaron a mediados de enero al laboratorio del Cemar hoy se procesan 300. En los privados la demanda también bajó de manera contundente.
En la semana del 17 al 22 de enero la positividad de los hisopados para detectar Covid en Rosario alcanzó el 80%, el número más alto de la pandemia. Por esos días, en la ciudad se llegaron a contar casi 28 mil casos activos de coronavirus. Ante esa ola de contagios, cuando muchos estaban por comenzar sus vacaciones y frente a la incógnita que planteaba la nueva variante sobre los síntomas y la evolución de la enfermedad, la población colmó los centros de testeo públicos y privados. Esa escena ya parece una postal de un pasado muy lejano: en menos de un mes, la demanda de hisopados en Rosario cayó el 90 por ciento. Un dato que ilustra sobre el descenso de la curva de contagios.
Las últimas semanas de enero, en los puestos de testeos gratuitos las colas llegaron a superar las cinco cuadras. El calor complicaba aun más las cosas: horas y horas esperando al rayo del sol para tener la chance de testearse. Lograrlo era lo más parecido a una proeza.
Y aunque la recomendación era que aquellos que tuvieran síntomas no salieran de su casa para cumplir con el aislamiento y evitar sentirse físicamente peor, los rosarinos “corrieron” igual a hisoparse.
Los recursos materiales también se quedaron “cortos” y los centros de testeo fueron una muestra clara de ese déficit. A diferencia de las olas anteriores el problema se centró esta vez en la atención ambulatoria y la posibilidad de testearse.
Omicron entró a la Argentina con toda su fuerza y en pocos días disparó los contagios que también afectaron al personal de salud generando un desequilibrio entre la demanda y la respuesta tanto en los efectores públicos como privados.
El escenario epidemiológico que cambió drásticamente para mal, entre fines de diciembre y mediados de enero, ahora volvió a modificarse y con rapidez, aunque no tanto como en la subida. La tendencia a la baja es sostenida en casi todos los parámetros epidemiológicos vinculados al coronavirus.
Hoy en los centros de testeo hay muy poca gente. De los 3.000 hisopados que llegaron a analizar en el Cemar entre el 14 y el 17 de enero (el pico máximo de demanda) hoy se procesan 300 muestras por jornada.
Mas allá de los cambios de protocolo a la hora de hisopar, ya que se decidió a nivel nacional, provincial y municipal empezar a testear en los espacios públicos solo a los mayores de 60 años y personas de todas las edades con comorbilidades (también embarazadas y personal de salud) y de definir positivos por criterio clínico epidemiológico (sin hisopados); la demanda fue bajando y eso se ve claramente si se analiza lo que pasó en los privados.
Raúl Supersaxco, titular del laboratorio que lleva su apellido, dijo sin vueltas: “las dos primeras semanas de enero fueron terribles”, en cuanto al nivel de demanda y la exigencia que esto significó para todo el personal de salud.
El profesional confirmó que los casos sospechosos de Covid que se hisopan actualmente “representan el 10% de los que testeábamos a principio de año”. Además, señaló, en el pico del mes de enero el 90% daban positivo, hoy la positividad está alrededor del 30%.
Y aunque hay pedidos de hisopados de viajeros (exigidos por distintos países para el ingreso) y esos también bajaron. “Se redujeron un 50% en relación a enero”.
El inicio temprano de las clases es uno de los factores que influyen en que en febrero sea mucha menos la gente que viaja tanto por el país como al exterior.
Supersaxco cree que la tercera ola ya pasó y recordó que en su experiencia, la segunda ola fue la “más angustiante, la más dura de transitar para el sistema de salud, con mucha gente joven afectada en forma grave, muchas muertes”.
Fuente: La Capital
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