Los números hablan de una media actual de 47,8 kilos por habitante, aunque la lenta caída empezó en 1977. No solo pobreza y crisis juegan en el tema, también gustos y modas, pero según la Bolsa de Comercio de Rosario y el IPCVA, hay que ir a 1920 para encontrar un promedio inferior.
La combinación mortal entre inflación y recesión golpearon en uno de los mayores gustos del trabajador argentino. Hoy comer un asado un domingo en un hogar argentino de solo 4/5 adultos supera los siete mil pesos eso sin querer entrar en excentricidades como molleja, entraña o bife de chorizo, es qué una de las gran cuentas pendientes que tiene el gobierno en turno es la de devolver esa retribución (el asado) a la mesa de TODOS los argentinos.
El consumo de carne vacuna cayó a su peor nivel en 100 años en la Argentina. Visto así, como “dato crudo” , para usar la expresión habitual de economistas o sociólogos, esos apenas 47,8 kilos per cápita que se consumen como promedio actualmente resultan una noticia impactante, aunque hay que decir que el deterioro viene de lejos y además tiene varios factores como causa, no solo la crisis. Es obvio que precios e inflación resultan devastadores a la hora de encarar una góndola, la pobreza hace su parte, pero también son muy importantes los cambios de paradigma en los gustos de muchísima gente. Así vegetarianos, veganos y otras costumbres son gravitantes en un asunto que, mirando hacia adelante, no parece en vías de aumentar.
Los datos surgen de proyecciones realizadas por la Bolsa de Comercio de Rosario y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). La caída del consumo va en paralelo con la baja del PBI per cápita.
Según se señala, el período de 1977, con la dictadura militar ya instalada en la Argentina, marca el inicio de la caída del consumo.
Ese año, la Argentina tenía un rodeo de 61 millones de bovinos, lo que implicaba 2,29 animales por habitante. Ahora esa relación cayó a 1,13, con 53,4 millones de cabezas vacunas y 47 millones de la población actual.
Para los expertos, es consecuencia de la “disminución directa del consumo, al tiempo que también se amplió la absorción de otras proteínas animales“, como el pollo y el cerdo. Es que el consumo total de carnes se incrementó, en detrimento de la bovina.
La carne vacuna ahora representa apenas el 44% de los 109,4 kilogramos por habitante por año de proteínas animales que se consumen, cuando a principios de este milenio representaba entre el 60% y el 70%.
Desde 1975 hasta la actualidad la producción cárnica bovina se mantuvo en un rango estable que va de las 2,5 a los 3 millones de toneladas por año.
Si se comparan las 0,74 millones de toneladas exportadas en 2021 con las 0,38 millones de toneladas de 1960, el crecimiento en el comercio exterior es de 81%.
Fuente: Perfil
Para más info: www.expofunes.com.ar