A 40 años de la guerra y tras dos años de pandemia, volvió a realizarse la tradicional vigilia. Se honró con una emotiva ceremonia a los excombatientes.
Con sensación térmica bajo cero, una multitud se congregó la noche del viernes en la ciudad fueguina de Río Grande para formar parte de la tradicional y emotiva vigilia por Malvinas, que volvió a realizarse tras los dos años de la pandemia, y en esta ocasión con el marco de los 40 años de la guerra.
Pese al intenso frío, una gran manifestación se reunió, desde las 20, en el Monumento a los caídos para acompañar a excombatientes y veteranos de guerra en la ciudad fueguina y presenciar una edición más de la vigilia, inaugurada por un pequeño grupo de excombatientes en 1995, cuando comenzaron a compartir vivencias alrededor de un tacho de 200 litros, a casi 600 kilómetros de las islas.
“Esperamos que cuando no estemos acá alguien levante la bandera de Malvinas, que alguien prenda el tacho y que cuente nuestra historia, que es su historia”, dijo en el final de la vigilia el miembro del Centro de Veteranos de Guerra de Río Grande Sergio Marroco, el único orador que tuvo el acto frente a orillas del Mar Argentino.
“Los invitamos a que construyamos una historia oficial. No por nosotros, sino por las generaciones que están por venir. Para que entiendan por qué tiene la significación que tiene todo esto”, agregó y encendió los aplausos de los miles de presentes.
En representación del Gobierno nacional, participaron del acto los ministros de Defensa, Jorge Taiana; de Ciencia, Tecnología e innovación Daniel Filmus; y de Salud, Carla Vizzotti, entre otros. También estuvo el diputado nacional Leandro Santoro.
Luego de una breve misa oficiada a las 20 por el cura párroco local y el peregrinaje de decenas antorchas en conmemoración a los 649 caídos en la guerra, llegó uno de los primeros momentos más emocionantes de la noche.
Ante la mirada de niños, jóvenes y adultos mayores, el Batallón de Infantería de Marina N°5 (BIM5) realizó la simulación del desembarco de la “Operación Rosario”, un movimiento táctico militar a través del cual el gobierno de facto argentino recuperó brevemente la soberanía de las islas, declarando así la guerra contra el Reino Unido.
Tras la caída de dos bengalas rojas sobre el mar, unos 20 soldados de la Armada arribaron a la orilla a bordo de un vehículo anfibio en medio de la oscuridad y avanzaron entre medio de los espectadores, todo relatado por la voz en off de Miguel Vázquez, miembro del Centro de Veteranos de Guerra de Río Grande, que daba detalles por altoparlante del desembarco.
Retratado con efectos especiales y explosiones artificiales, los soldados argentinos cruzaron disparos con los británicos que defendían una casa verde de madera -que representaba el lugar donde en aquél 2 de abril de 1982 se encontraba el gobernador británico de las islas, Rex Hunt-, e izaron la bandera argentina luego de la rendición inglesa.
La jornada siguió con el grupo de danzas folclóricas “Soles que dejan huella”, a cargo de Santiago Soto, que realizó una emotiva demostración con bailarines y bailarinas vestidos con uniforme de soldado y fusil.
Llegando a las 12, el toque de sirenas estremeció a los presentes justo mientras un avión pasaba por encima de las cabezas de los miles de personas frente al Monumento a los Caídos.
Acto seguido, un minuto de silencio, el himno de las Malvinas Argentinas y el himno nacional argentino sonaron fuerte en todas las gargantas.
“Pasó el tiempo en estos 40 años, pero no se reduce ni el sentimiento, ni la convicción, ni la emoción”, dijo una vez finalizado el acto el ministro Taiana, y agregó: “Yo creo que hay un apoyo sólido y creciente de la sociedad. En este día de hoy lo vamos a ver a lo largo y ancho del país”.
Por su parte, la ministra VIzzotti también comentó sus sensaciones luego de la vigilia: “Tenemos que poner en valor esto que no tuvimos durante dos años dificilísimos y que ahora tenemos, y poder juntarnos, encontrarnos y reconocer a los veteranos, los que volvieron y los que quedaron allá”.
Sobre el proceso de desmalvinización que sufrieron los veteranos y excombatientes luego de terminada la guerra, acotó: “Es lo que sucedió desde el Estado. Hay que reconocerlo y repararlo”.
Fuente: Telam
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