El diputado Carlos Delfrade desnuda una ves más la connivencia entre la política las fuerzas de seguridad y el narcotráfico.
Hoy se cumplen ocho años del doble asesinato de Luis “Quiquín” Medina, uno de los principales narcoempresarios rosarinos y su pareja, Justina Pérez Castelli y todavía no hay respuestas claras sobre los asesinos materiales e intelectuales.
Su crecimiento patrimonial estuvo vinculado a la autorización para habilitar cuatro empresas con las que lavaba dinero en Rosario, al mismo tiempo que también crecía su primer socio que fue Esteban Lindor Alvarado, otro narcoempresario. Cultivó relaciones políticas, judiciales, policiales e internacionales que luego, seguramente, fueron utilizadas por otros.
Ocho años después, aquel doble crimen marcaba una clave para entender el fenomenal proceso de lavado de dinero por un lado y la violencia urbana por el otro, las dos caras de la misma moneda de la semicolonia que es hoy la Argentina.
Textos: Diputado Carlos Delfrade
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